lunes, 5 de julio de 2010

Lanín I (marzo de 2008)

Cuando empieza a escribirse este “diario” es una incógnita. Tal vez en diciembre de 2007, cuando tengo que viajar a Bariloche y de ahí al Paso Internacional Cardenal Samoré. Sólo y con mucho tiempo para pensar, intenté ver si podía subir algún cerro. Por el tiempo que disponía me dijeron que lo mejor era contactar una guía para hacer el cerro Tronador, pero los tiempos no dieron. De regreso a Buenos Aires, desde el aire veo los dos volcanes con toda su majestuosidad; el Villarrica y el Lanín. Ahí pienso que sería una buena manera de festejar mis cuarenta años. Este símbolo tiene 3776 mts. y con sus 5 glaciares me atrae fuertemente.


Ahí -creo- empiezo a programar cómo ascender; me pregunto si lo haré sólo o con compañía, con guía o sin ella; qué es necesario; qué debo aún comprar, tendré que cambiar algún material..; tendré que actualizar algo. Ya veré, por ahora tengo que empezar a entrenar. A entrenar duramente; todavía quedan tres meses. Por la norte o por la sur..

Salgo a correr 10 o 12 K. por día; hago un poco de natación y algunas veces, cuestas donde se pueda en Buenos Aires. Aprovecho un viaje a Brasil y ahí a la Chapada Diamantina, en Bahía para hacer un poquito de trekking y escalada en roca y por último planifico una ascensión más que rápida al Champaquí en Córdoba, de 2882 mts. en un día y medio, saliendo de Buenos Aires a la noche del viernes y regresando a la noche del domingo; y todo en ómnibus. Ya a finales de diciembre me siento bien, de a poco se me abre un panorama inmenso, siento que tengo toda la energía del mundo y que puedo subir la montaña que quiero, y espero poder festejar en marzo o abril el ascenso a uno de los emblemas –junto con el Domuyo- de la Patagonia...” El Fitz Roy está afuera de estos símbolos sólo porque se trata de un tema más que serio, al menos para mí.

Cuando entreno los U2, cantan ”I Still Haven Found What I’m Looking For”... “ I have climbed highest mountains; I have run through the fields, Only to be with you, Only to be with you”, de a poco llega marzo, tengo todo listo para salir, y como algunas veces no tengo conciencia de tener que viajar. El verano no se va; tengo inmensas ganas de vivir, fluye la música, los libros que aún me son necesarios leer, esas impresionantes ganas hacen que quiera detener el tiempo en este instante; de a ratos las montañas se me confunden, es como si el Lanín no fuera un desafío. Pero no; tengo todo listo..

Siento mucha excitación, el volcán está cada día más cerca; paseo por la ciudad, visito el Museo, veo una muestra de Quinquela Martín.

Desayuno y salgo a recorrer nuevamente la ciudad, y dejo que el tiempo transcurra mientras recorro un pequeño mercado de frutas y verduras hasta el mediodía; después siguen los libros, el café en la avenida central; más cafés, más libros, diarios; pienso mucho, pienso que ya no seré el mismo después de ver y sentir algunas realidades; al menos yo no puedo.

Domingo, llega mi compañero desde Mendoza y en un rato estamos en el ómnibus hacia San Martín de los Andes, pasamos Cutral-Co; Zapala, Junín de los Andes y finalmente San Martín.
Siempre es bueno un amigo cerca; los temas fluyen; todo tiene actualidad la vida; los éxitos, los fracasos; la muerte, un libro sobre la relación de un padre con un hijo, y los múltiples caminos que un libro así puede a uno llevar. En un buen rato nos hospedamos, cenamos cordero patagónico, con malbec argentino, y comenzamos a trabajar con lo que queda, abrimos los mapas, vemos los senderos, calculamos tiempos, y aprovechamos para ver el parte meteorológico.

Mañana estará bueno el día, no habrá vientos, y la presión atmosférica estará por encima de 1200.

Aprovechamos a pasar por la oficina donde hemos tenido que contratar al guía; por una nueva disposición y por las grietas que se abrieron cerca de la cumbre; la Administración de Parques Nacionales, junto con el negocio de los guías locales, limitan los ascensos y obligan a contratar guía. La mera idea de subir con un guía me hace sentir un poco raro. Eso, para mí es una especie de aberración. Creo haber aprendido a subir por mi cuenta. Creo ser independiente, y la idea de tener que pagar para que otro me suba me suena a la antítesis de lo que aspiro a hacer en las montañas. Aparte del gasto, no me dejarían hacer mi experiencia. A decir verdad la idea de subir sin guía es porque uno quiere subir siempre con un amigo con el que ha planeado el viaje, el ascenso..., con alguien de confianza, alguien que piense lo mismo que yo de la importancia del ascenso.

Si bien he andado en la vida y en algunas montañas en solitario y físicamente y técnicamente estoy –creo- capacitado para subir en solitario, mentalmente tal vez estoy mal preparado para ello. Muchas veces subir montañas en solitario me hace encontrarme solo, y echar en falta el placer de compartir la aventura. Siempre he admirado a quienes son capaces de escalar en solitario. Es un gran reto La expresión más estética que puede alcanzarse en una montaña: la destreza de una persona, su nervio y su autocontrol contra la montaña. El escalador se desconecta del mundo y entra en una dimensión que pocos nos atrevemos a tentar. Exige respeto, aunque uno crea que supone un acto de locura. Siempre que veo a alguien escalando en solo, me pongo cuidadosamente de su lado. Pero bueno; teníamos nuestro guía.




Lunes, 10:30 puntualmente llega el guía; chequeamos los equipos; por suerte todo está ok; grampones, piquetas, cubrepantalones; polainas, camperas, guantes, gorros, mochila, primeras y segundas pieles, bolsa de dormir, etc. Al mediodía salimos a caminar, hacemos un trekking liviano de 10k, con una pendiente suave, y aprovecho para probar las botas.. me sacan las primeras ampollas, pero creo que soportaré bien el ascenso de mañana.

Martes; 05:30. Me desperté antes de que sonara el despertador –igualmente la pareja del cuarto vecino no me dejaron dormir demasiado-. Me quedo tirado un momento, con los ojos abiertos en la oscuridad, pensando en el día, sintiéndome cada vez más impaciente. Repaso mentalmente la lista de lo que había metido en la mochila; bolsa de dormir, grampones, camperas, primeras y segundas pieles, medias, las botas, cámara de fotos, pilas, piolets, anteojos...traté de pensar si había olvidado algo. Había decidido dejar algunas cosas para ahorrar peso, aunque la mochila pesa 14 kilos..., pero tal vez lo más importante es lo que llevo en la cabeza.

Incapaz para pensar en algún motivo de peso para seguir en la cama, corro el erredón a un costado y empiezo a vestirme.
-perdón te desperté le dije.
-No estaba durmiendo –dijo mi compañero en voz baja-. Llevo despierto desde las dos.

Tomamos un café, bajamos al lobby y nos encontramos con el guía y otro “guiado” y salimos hacia la base del volcán; allá nos espera la gente de Parques Nacionales. Tenemos 112k de una ruta lindísima, y de repente aparece el volcán, majestuoso, blanco en su cima, con algunas nubes que lo cubren, gobernando la mejor vista del lago Tromen. Las cumbres de la cordillera patagónica forman un fondo espectacular para la vista; al otro lado Chile y los valles verdes. A las 08:45 nos registramos en la seccional Río Turbio (Tromen) y de ahí ya tengo a la vista la cara norte.

Nos encontramos a dos españoles y tres suizos que también suben.
Tenemos media hora de bosque cerrado que hace que compartamos parte de nuestras historias y nos ayudan a escuchar a los otros. En poco tiempo de trekking aparece una pampita relativamente corta y luego se ve la famosa espina de pescado, un filo de 3 kilómetros de largo con una pendiente que a veces llega a 30º. Tranquila para subir y la mochila con los 14 kilos casi no se siente. En una hora ya estamos llegando al camino de las mulas.




Un pequeño sendero de 5 kilómetros de largo, un poco más exigente; que tiene una pendiente de hasta 45º. Acá si se sienten las piernas, pero la preparación ha sido más que buena, y me siento muy bien subiendo. Después de poco menos de tres horas, casi una hora menos de lo planificado llegamos al refugio del Batallón de Infantería de Montaña Nº 6, el BIM6 como me suena mejor...

Un buen rato para curar las ampollas, que son muy dolorosas, me saco las botas, les pongo duck tape, pienso lo mucho que me van a doler mañana..., pero bueno ahora a descansar un poco y a almorzar. Tengo hambre, y como tres hamburguesas con palta, tomate y lechuga, después salgo a caminar un rato para ver el paisaje. Siempre en mente. Me siento al cubierto de un muro de piedras que estaba levantado intencionalmente cerca de la carpa, para tapar el viento y se acercan los españoles; que me ofrecen una taza de té, que acepto agradecido.
-Por ahí es por donde vamos mañana dijo. No le contesté porque había vuelto a mirar al cielo y lo que vi me tenía preocupado.
-No hay que enojarse colega me dijo el- y giró para fijarse en lo que yo estaba mirando. El cielo hacia el sur-oeste estaba lleno de oscuras nubes de tormenta. Su desarrollo vertical era tan rápido que las cumbres parecían bullir y se veían crecer minuto a minuto-. Lo tenemos claro. Esa mierda va a descargar en cualquier momento.
-Se desarrollan muy deprisa. Ya me había percatado que el viento estaba aumentando; es el frente que empujan esos cumulonimbos. Se están uniendo unos a otros. Vamos, adentro de la carpa cocina. Puede que dure poco y mañana podamos salir.

La sensación que tenía era más bien de expectación por el giro que estaban tomando las cosas. La tormenta se hace espectacular y en cierto modo hasta disfruto de ella.



Son las 17:15; el frío aparece; no es mucho pero debemos tener alrededor de 5º, el sol se está yendo y los 2500 mts. de altura ya nos ofrecen además de un poco de viento, nubes muy bajas y algo de neblina con gotas; no es lluvia pero el clima ha cambiado en apenas dos horas.



Duermo un rato y a las 18:30 llaman a cenar. Antes chequeamos el equipo que llevamos mañana.
-Si el clima está bueno saldremos a las 03:00 de la madrugada, dice el guía, y no habrá luz. Probamos los grampones, los ajustamos; las piquetas y las frontales. Preparamos las mochilas y nos vamos a dormir al menos unas horas, antes de ponernos en marcha a la madrugada. Como mañana tendremos que usar las frontales por al menos 6 horas, hay que cuidar las pilas; las sacamos; y las ponemos junto a las de la cámara y a las de recambio del mp3 dentro de los bolsillos internos de nuestra ropa, la temperatura bajará aún más y no podemos correr el riesgo de que se descarguen. En 40 minutos estamos todos; además de los dos guías, cenando espaguetis con crema.

A las 19:00, el viento empieza a soplar cada vez más fuerte y los guías nos dicen que si el tiempo está malo, deberemos seguir dentro de la carpa hasta que pase.




Entramos a la carpa; acomodamos las bolsas, y nos metemos. Yo cierro mi bolsa y pongo el mp3; escucho, casi como una coincidencia de dos años atrás en el Aconcagua a Bob Dylan,, aparece I’ believe in you, Hurricane y los Rolling Stones . El viento es cada vez más fuerte; dicen los guías que sopla a 80km./h. Y que debemos quedarnos dentro de la carpa.

Hace frío y reina el silencio. Por lo que han dicho, a primera hora del día subiremos, aún sin luz natural, por esos hielos y luego atravesaremos por debajo de la mayor de las leguas de hielo hacia el acarreo, absolutamente lleno de piedras que baja por el flanco derecho del volcán.

Técnicamente no parece difícil y yo se que si caminamos con cierta concentración y determinación podremos evitar los resbalones. Pero ahí esta –tal vez unos de los problemas; los españoles no tienen tantas ganas de probar si son buenos en hielo; ellos sólo quieren ver si pueden ofrecer un servicio de guiada para turistas.

1 comentario:

Visit Brazil dijo...

La Chapada Diamantina es de verdad maravilloso. Espero que los lectores de este blog desfruten de estas fotos y video de un lugar muy bello de la Tierra: http://migre.me/X2f9 http://migre.me/X3ys

La única manera de conocer los límites de lo posible en uno es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo que a veces parece imposible. Actuar sin temores o quedarme paralizado dejando pasar de largo "valiosas" oportunidades. Valoro mis cualidades, mis logros y capacidades, y fomento cualidades positivas. Analizo mis límites, intento superarlos o aceptarlos si no es posible. De esto se tratan mis historias.

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