jueves, 8 de julio de 2010

San Bernardo II (agosto 2008)

Salimos el sábado a la noche; esta vez no hay cerros previos, directamente saldremos a la madrugada del domingo e intentaremos hacer cumbre en el día.

El baqueano –que nos guiará- dice que es posible.
Se suma un amigo que hice en el Champaquí hace unos meses, dice que quiere hacer el curso de guía de alta montaña y esta será una prueba a superar.
Somos un grupo grande, un australiano con negocios en Chile y Mendoza, tres mujeres, un gerente mendocino, otro amigo y una mujer con mucha fuerza de 60 años y modista. Algunos ya decidieron caminar con nosotros hasta la base y caminar por el valle.

7 de la mañana, suena el despertador –tarde... como siempre y todo a las corridas-, el desayuno, y a calzarse el equipo pronto. En 30’ estaremos al pie del cerro. De ascenso neto nos quedan 1400 metros. Amanece cerrado y por mucho que digan las predicciones que va a abrir, nos cuesta creerlo.



No se puede decir que el día haya empezado con los mejores presagios. El viento sopló toda la noche con muchas ganas, y aunque ya habíamos decidido no madrugar y retrasamos la salida una hora más.

Un trekking de tres horas, con una exigencia mediana, nos calienta los músculos, el cuerpo se acostumbra lentamente al peso de la mochila y a la altura, ya estamos a 2900 metros. La cabeza no me duele. Hacemos una primera parada; las mujeres del grupo quieren tomar un poco de té; el grupo aprovecha para descansar y comer algo.

Llegamos a 3000 metros, justo al pie de una canaleta de 400 metros de largo por unos 80 o tal vez 100 metros de ancho, a sus costados laderas de piedra. Hacia la izquierda la ruta normal, por un filo generoso; a la izquierda otra canaleta, que te lleva hacia la aguja cava, donde estuvimos hace un mes. Hoy tiene mucha más nieve y está congelada. Nos calzamos los grampones, el casco, empuñamos los piolets y comenzamos a subirla.




La escalada en hielo o en nieve dura se da siempre en alta montaña, y es sin dudas uno de los lugares más lindos del planeta, pero también uno de los lugares más duros e inhóspitos. La escalada en nieve se menosprecia con frecuencia, pero a menudo también pasa uno más miedo o está más inseguro, cuando se las tiene que ver con nieve durante una escalada en alta montaña. La escalada en nieve no es espectacular, pero requiere de más experiencia y de cierta capacidad para juzgar las condiciones. Ahora y al pie de la canaleta, recuerdo las palabras de los chicos de Mendoza..; el San Bernardo no es una montaña fácil; y menos por la canaleta. La nieve es el más cambiante de los elementos escalables y si bien puede ayudarte; también tapa obstáculos como bloques empotrados o pedreras, sujeta piedras sueltas y con frecuencia te hace las subidas más rápidas y los descensos más simples. Pero también esconde muchas trampas; y las decisiones adecuadas son críticas. Espero que el “guía” lo sepa.

Piolets en mano, y comenzamos a progresar con seguridad en la nieve; yo aprendo –no se si es oportuno hacerlo hoy.-Algunas aplicaciones prácticas, pero como todo en la vida –creo- se aprende haciendo. Los piolets me sirven de apoyo, autoseguro y espero que no de freno.. se trata de un largo y monótono ascenso, a cada paso nos hundimos un poco; tratamos de adaptar el paso a un ritmo sostenible y que se pueda mantener por las próximas 4 o 5 horas que nos quedan hasta la cima.

Por ahora hay 50° o 55° de pendiente y según los libros, ya hay que considerarla “pendiente fuerte”. El viento sopla muy fuerte pero extrañamente lo hace desde abajo hacia arriba, así que no molesta; sino que ayuda a sostener el paso y el equilibrio.




Vamos por una canaleta muy grande, cara sur, que ayudada por el intenso frío invernal y por su disposición oculta del sol prácticamente durante todo el día. A veces encontramos nieve polvo, pero en otros lugares, se nota que las radiaciones solares, la temperatura, el viento, la humedad y la fuerza de la gravedad, la transforman en dura. Apenas se pueden clavar los grampones. Por ahora es mejor que esta canaleta no esté en una cara soleada, porque sería mucho más profunda e inestable, y el riesgo de alud sería alto; además tendríamos problemas para abrir huella, nadie quiere abrir..

Habitualmente no hay que preocuparse por el tiempo del momento, sino por el tiempo que hizo antes, una buena helada en una noche limpia después de varios días de lluvia o temperaturas altas, garantiza encontrar nieve dura y excelente hasta que el calor del día vuelva a ablandarla; sin embargo una nevada seguida de días fríos, hace que la nieve no se estabilice, que permanezca suelta y con peligros de avalancha. Lo mismo para el hielo. Con altas temperaturas, el hielo es fácil y rápido de escalar, pero hace incierta o inútil cualquier protección y por el contrario, una temperatura extremadamente baja hace el hielo duro y estalladizo, y muy difícil de escalar. Dicen que la mejor temperatura para escalar es 0º. Pero no se puede esperar a tener esta temperatura, el color del hielo nos dice mucho sobre su dureza y hoy se ve transparente y esto es símbolo de dureza y fragilidad.

La aproximación sigue siendo larga y ahora es un poco más complicada, una travesía por zonas poco claras… Un collado de 400 metros de desnivel, siempre en travesía hacia la derecha y con una pendiente pronunciada, en su parte final, cerca de lo que se conoce como “La capillita”, una pendiente de 60º en nieve muy dura. Por último una arista estrecha, venteada y con subidas y bajadas nos debiera depositar en la cumbre de 4300 metros.

Dudamos mucho, vamos por acá; o por allá...; empezamos a subir, con mucha precaución, según ascendemos vemos que el tiempo parece acertar y que va poco a poco abriendo, aunque el sol, no sale. ¡Que paisajes!!!… En pleno corazón de Vallecitos de a poco se van las nubes y se pueden descubrir algunos picos, la cara sur del cerro Colorado de 5200 metros, la súper canaleta del cerro Rincón también con sus 5200 metros; el Stepanek con sus 4200 metros, el canal sur del cerro Adolfo Calle con sus 4300 metros de paredes que quitan el hipo, glaciares inmensos rodeándote… entre estas cumbres está nuestro objetivo. El San Bernardo. Estamos en 3400 y uno de los chicos comienza a descomponerse; le baja fuertemente la presión, sigue, en 3500 metros, vuelve fuertemente a descompensarse. Me siento mal, yo lo invité.



Yo en cambio me siento pleno; el entrenamiento da siempre resultado
Parada para hidratar, el frío es intenso, son las 12 del mediodía, hay hielo en los costados, pero se sube sin demasiadas dificultades; al menos yo.Todo parece ir bien. Me siento precipitado en algo nuevo, insólito. Tengo impresiones muy vivas, extrañas, que nunca había sentido antes cuando me encontraba en la montaña. Muchas veces pienso en que olvidé mi mp3 que me acompaña siempre. No tengo a Dylan, ni a Zeppellin y de verdad, los extraño.

Ahora hay dos que deciden no seguir, para alguno de ellos es la tercera vez que deja el San Bernardo, no le gusta, le trae malos recuerdos, sufre mucho con esta montaña, no es su montaña. Seguimos subiendo, me siento vital, con mucha energía. No subo en zigzag, sino recto; clavo los crampones de frente con fuerza en la nieve dura, y extiendo el piolet hasta clavarlo, me sostengo y subo como por una escalera. El resto me sigue a cierta distancia. Sólo el “gerente”, sigue el ritmo. El siempre quiere llegar primero.

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La única manera de conocer los límites de lo posible en uno es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo que a veces parece imposible. Actuar sin temores o quedarme paralizado dejando pasar de largo "valiosas" oportunidades. Valoro mis cualidades, mis logros y capacidades, y fomento cualidades positivas. Analizo mis límites, intento superarlos o aceptarlos si no es posible. De esto se tratan mis historias.

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