miércoles, 12 de enero de 2011

Momentos en 2010

Regresé de Aconcagua con el agridulce sabor en la boca de saber que podría haber sido pero no puede lograrlo. Durante muchos meses me sigue acompañando esta sensación y la única forma que tengo es volver algún día.

Cuando subo a la cumbre (o cuando no lo hago), la diferencia esencial es mínima e íntima como decía Iñaki, y todo lo que uno sienta o aprenda nunca va a depender de esos últimos (pocos a veces) pasos. Aunque es cierto que escalamos para llegar a la cima, si el viaje sólo dependiera de esa circunstancia sería un ser frustrado; y yo siguo coleccionando pre-cumbres. No me importa, cada vez que regreso a casa siento que he disfrutado también el viaje

1 comentario:

Beatriz dijo...

geraldo, tudo vale a pena se a alma não é pequena!! abraços!!

La única manera de conocer los límites de lo posible en uno es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo que a veces parece imposible. Actuar sin temores o quedarme paralizado dejando pasar de largo "valiosas" oportunidades. Valoro mis cualidades, mis logros y capacidades, y fomento cualidades positivas. Analizo mis límites, intento superarlos o aceptarlos si no es posible. De esto se tratan mis historias.

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